Rayados



Hugo J. Faría

Aunque el concepto de libertad es uno se suelen distinguir tres dimensiones de la libertad; la económica, política y civil. La económica es protección a la propiedad privada bien adquirida, es decir, sin uso de coerción, fraude o robo. La política viene dada por la capacidad de elección de los gobernantes en forma transparente y la civil por la libertad de expresión y de culto religioso. La persona convencida de las bondades de vivir en un mundo libre las quiere todas. Es como el padre que tiene tres hijas, las quiere y defiende a todas por igual.

A pesar de esta realidad los líderes de la oposición, de toldas políticas, medios de comunicación, sociedades civiles e intelectuales defienden las libertades políticas y civiles pero no las económicas. Por ejemplo la inflación y devaluación, las cuales confiscan riqueza de los pobres que es transferida hacia los ricos. ¿Acaso los medios de comunicación, los políticos, representantes de asociaciones civiles e intelectuales enfatizan la necesidad de eliminarla? Todas estas personas han visitado Panamá, ¿por qué no luchan por la implantación en Venezuela de su sistema de libertad monetaria el cual protege el fruto del esfuerzo ciudadano mejor que cualquier otro sistema?

Diría que en buena parte porque no son genuinos defensores de la libertad, defienden la propiedad privada de los dueños de algunas empresas o los intereses de un gobierno perverso, los cuales son beneficiarios de la inflación y devaluación, pero no la propiedad privada del ciudadano común.

Los electores los perciben como no creíbles porque su agenda no contiene planteamientos que convenzan al ciudadano de a pié que con la salida del presidente Chávez su condición material va a mejorar y ante esta incapacidad sólo les queda criticar al Presidente, desear su fracaso y defender las libertades políticas y civiles. En consecuencia están rayados.

En forma abrumadora la principal estrategia de la oposición es la de formular críticas negativas al gobierno. Incluso plumas liberales como Mary O´ Grady o Álvaro Vargas Llosa al juzgar por lo que escriben, el que no vive en Venezuela creería que la oposición es perfecta porque nunca es criticada constructivamente, mientras el gobierno es el único malo de la partida. Este sesgo no ayuda a ganar la buena voluntad de los electores. Se trata de una estrategia equivocada. Tanto Mary como Álvaro deberían contribuir a convencer a la oposición de un cambio de estrategia que esté más centrada en el bienestar del ciudadano y menos en el Presidente, quien además es popular.

Se habla de un posible estallido social. No lo veo muy probable porque, ¿acaso el ciudadano va a arriesgar su vida por unas propuestas que no contienen el fermento necesario para mejorar su condición material? ¿La causa por la que se lucha es suficientemente noble para perder la vida? Resulta que estos ciudadanos con libertades políticas y civiles no salieron de la pobreza.

Se habla de la necesidad de ir a un consenso, un pacto social. Para ello es necesario ponernos de acuerdo sobre el modelo económico que sea capaz de mejorar el nivel de vida de los venezolanos. El problema está en que tanto gobierno como oposición lo que profesan es socialismo, apoyados por un empresariado mercantilista. En consecuencia, ¿qué alternativa válida le pueden ofrecer a los electores que mejore su condición material?

Para llegar a un consenso necesitamos empresarios que apoyen una campaña mediática donde se venda la idea de libertad monetaria, cero aranceles, renta petrolera para los ciudadanos (mejor que misiones), acciones de Pdvsa en manos ciudadanas (no y que ahora el petróleo es de todos), donde se muestre cómo la pobreza se ha reducido en el mundo gracias a la implantación progresiva de prácticas capitalistas. ¿Dónde están esos empresarios?

Noto que muchos se están yendo a otros países como Colombia, Panamá y Estados Unidos y aunque dadas las circunstancias la huída es natural, también dicha huída es el testimonio de una batalla que no fuimos capaces de dar, de una ausencia de liderazgo, porque estamos acostumbrados a obtener beneficios en forma perversa, destruyendo competencia y no generando bienestar.

Como no hemos dado la batalla por la defensa de las libertades económicas nos hemos dado un país donde las libertades civiles y políticas son precarias. Donde la vida no es respetada, donde amigos como Germán García están desaparecidos, en fin un país donde no hay mucho futuro y la oposición sigue insistiendo obstinadamente en una estrategia fracasada que en el fondo preserva los privilegios adquiridos legalmente de políticos y empresarios, pero los ciudadanos le ven las costuras.

Los gesta que realizaron nuestros próceres puede calificarse como propiciadora de la independencia de España pero no de la libertad ciudadana. La historia se repite porque los líderes de la oposición buscan la independencia del presidente Chávez pero no la libertad, particularmente la económica, de los venezolanos.

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Adoctrinados


Instituto Libertad y Prosperidad‏

Hugo J. Faría

En el pasado sembramos socialismo y obviamente ahora recogemos más

Los voceros de la educación privada, prefiero no mencionarlos porque algunos dicen que tengo algo personal en su contra, se quejan de la Ley de Educación aprobada por la Asamblea Nacional por restringir las libertades educativas en materia religiosa y financiera entre otras. Las preguntas que formulo son, ¿cuál es la contraoferta de estos voceros? Comprendo la limitación de las libertades, pero ¿acaso el sistema educativo que teníamos era justo, eficiente y protector de las libertades educativas de los padres? ¿Cumplía el Estado con la función de subsidiariedad de la familia, en materia educativa?

Escuelas Creo que la respuesta a las preguntas anteriores es NO. En primer lugar, en Venezuela no hemos tenido igualdad de oportunidades en materia educativa, algo tan fundamental en una sociedad que emana de la conciencia social. Si soy un padre con bajos ingresos me veo seriamente limitado para inscribir a mi hijo en un colegio privado. A lo mejor vivo en un barrio donde hay un colegio de Fe y Alegría, los cuales son administrados eficientemente e imparten instrucción de calidad. Sin embargo, si no deseo que a mi hijo lo obliguen a leer literatura procedente del Centro Gumilla, con ribetes de teología de la liberación, mi única opción es ponerlos en un colegio público con una calidad de instrucción inferior.

Los programas por los que se instruyen nuestros hijos son redactados por el Ministerio de Educación. Los libros por los que estudian nuestros hijos son aprobados por el Ministerio de Educación. La vestimenta que llevan nuestros hijos es impuesta por el Ministerio de Educación. Los maestros que instruyen a nuestros hijos deben egresar de escuelas de educación o del pedagógico y dichos maestros se gradúan con una fuerte visión de burócratas. Los colegios privados que no cumplen con este requisito son objeto de continuas presiones por parte del Ministerio de Educación, como si solo los egresados del pedagógico supieran enseñar. Desde hace tiempo, mucho antes de 1998, la educación en Venezuela es fuertemente socialista.

En mi opinión, la educación es un problema fundamentalmente de la familia y la labor de un Estado propiciador del bienestar ciudadano, es la de favorecer a la familia ampliándole sus opciones. En esta óptica el Estado financia a la demanda entregando cestatickets educativos, vouchers, a los padres de bajos ingresos para que el tema ingreso no sea un obstáculo para enviar al hijo a un colegio privado, propiciando igualdad de oportunidades en materia educativa. Se le da a los maestros en propiedad los colegios públicos, esta idea se la escuché por primera vez a Alejandro Sucre, de modo que el proveedor del servicio sea privado y deba competir en programas y calidad de la enseñanza para atraer alumnos.

Universidades La educación superior es igualmente injusta y sesgada. Las universidades del Estado son gratuitas pero por lo general el que entra a la universidad tiene capacidad de hacer algún tipo de pago. Esta condición la conocemos como Robin Hood al revés, les quitamos a los pobres para darles a los más pudientes.

No menciono mi alma mater porque hay quienes opinan que tengo algo personal contra ella. Con todo respeto, como siempre, menciono a la Escuela de Economía de la Universidad Metropolitana. He tenido la oportunidad de analizar los programas de economía y observo que tienen dos macroeconomías de tendencias keynesianas, no hay ningún curso de economía austriaca, ni tampoco una macro basada en la visión de la escuela de economía de Chicago. Los estudiantes no son formados en un contexto ecléctico que les permita escoger. La visión keynesiana enseñada es de planificación central la cual viabiliza prácticas mercantilistas.

Medios En general los medios de comunicación también suelen adoctrinar. Por ejemplo, en una entrevista hace algún tiempo Leopoldo Castillo me preguntó ¿cuándo el gobierno va a devaluar? Es decir me pregunta, ¿cuándo el gobierno le va a confiscar a los venezolanos el fruto de su trabajo? En el programa radial de Pedro Penzini, muchos reportes de Víctor Salmerón, inter alia, tienen igualmente un sesgo promotor de la devaluación.

El problema no es el tipo de cambio fijo. Si ese fuera el problema entonces cómo sobrevive en la Unión Monetaria Europea, en Panamá, Hong Kong, Ecuador y prácticamente en China. El problema está en la alta inflación que hace inviable el tipo de cambio fijo.

Cuando en la prensa escrita se analiza el problema de la integración comercial noto que el análisis se formula desde el punto de vista de los intereses de la empresa y se trata de subsanar la falla identificando al país con la empresa. Tremendo sesgo. El principal beneficiario de la integración comercial es el ciudadano, porque se le abarata la vida. Si hubiese buena intención, implementaríamos una reducción gradual y unilateral de aranceles y licencias de importación para precisamente abaratarle la vida a nuestros ciudadanos, acompañada de una reducción del costo de hacer negocios.

Óptica ciudadana Sugiero que en lugar de insistir en la devaluación, la cual beneficia a empresas del sector industrial, deberían enfatizar la necesidad de acabar con la inflación, la cual obviamente tampoco beneficia al ciudadano de a pie. Similarmente, al analizar los problemas relativos a la integración debemos traer a colación el bienestar del venezolano común. Es decir, el enfoque en los medios debería hacerse más desde la óptica de los intereses de los ciudadanos y menos desde la óptica empresarial, aunque comprendo que es cuesta arriba porque los anunciantes son las empresas y no el ciudadano común, lo que explicaría el sesgo empresarial.

No obstante, si los medios fuesen mejores defensores de los intereses económicos de los ciudadanos, y menos de los empresariales no alineados con el bien común, habría menos indiferencia por parte de la población cuando son cerrados. Hace falta un periodismo valiente de denuncia de prácticas económicas perversas encarecedoras de la vida. Comprendo que esto no ocurre con más frecuencia porque las elites empresariales venezolanas acumulan riqueza no fundamentados en la competencia sino en su destrucción. Es decir, no con base en capitalismo sino acudiendo al mercantilismo.

En síntesis, nos adoctrinan en la escuela, en la universidad y a través de los medios. El problema de la educación que estamos viviendo es emblemático de los males que aquejan al país. No hay contenido, no hay contraoferta, la cual pareciera que en todo caso es el estatus.

En el pasado sembramos socialismo y obviamente ahora recogemos más. El camino de la rectificación comienza por reconocer nuestros errores. Corremos el inminente peligro de perder aun más nuestras libertades por la carencia de liderazgo, por la ausencia de visión capaz de enamorar a los venezolanos del capitalismo democrático fundamentado en el Estado de Derecho. Un consejo: concentren sus energías más en el bienestar ciudadano y menos en el Presidente, para adquirir credibilidad y legitimidad ante los venezolanos.

hjf1750@gmail.com